Por Florencio Domínguez en La Vanguardia de 23 de abril de 2008 (leído aquí)
La presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, abrió la caja de Pandora al asegurar que su objetivo era provocar un debate ideológico en el seno del Partido Popular cuando todo el mundo sabía que lo que estaba en cuestión era la lucha por el poder. Aspirar a dirigir su partido es una ambición legítima que no tenía por qué estar mal vista, pero prefirió decir que era otra cosa diferente y ahí comenzó el enredo.
Se supone que el debate ideológico es una propuesta desprendida, que no encierra interés particular. Sin embargo, ese tipo de debate no es cosa fácil y menos en una formación política como el PP, cuyos principios políticos son el resultado de la mezcla, más o menos afortunada, de las diferentes ideologías que han inspirado a los partidos del centroderecha en Europa.
El liberalismo, la democracia cristiana, el conservadurismo a secas y, en ocasiones, hasta toques socialdemócratas han contribuido a dar al PP el perfil político que tiene, perfectamente homologable por otra parte con partidos similares del resto de Europa.
La caracterización ideológica del PP es fruto de la historia reciente de la derecha en la transición. La UCD reunió sin mezclar a las familias que representaban las diferentes líneas ideológicas de la derecha y el resultado fue que el partido que protagonizó la transición fue destruido desde dentro por las ambiciones de las diferentes banderías y taifas. El PP fue capaz de acoger esas mismas sensibilidades políticas, pero sin dejarles tener vida organizada.
Pretender, como anticipó la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, generalizar la dimensión liberal del PP pondría en riesgo el equilibrio ideológico de este partido, resultado de incorporar principios de todas las familias sin alinearse por completo con ninguna de ellas.
Además, y salvo en momentos singulares de cambio, los partidos no discuten sobre la ideología en abstracto. Eso se deja para los intelectuales.
En los congresos ordinarios, incluso en los importantes como el que va a celebrar en junio en el PP, se discute sobre programas, sobre la idoneidad de las tácticas políticas y sobre los líderes. Se discute sobre el poder: sobre la forma más adecuada para mantenerlo o si no se tiene para conquistarlo.
Esa es la discusión que tiene planteada el Partido Popular. Su actual líder, Mariano Rajoy, ha encontrado apoyos suficientes para asegurarse una cómoda reelección y ha decidido presentarse y preparar un nuevo equipo con el objetivo último de ganar a los socialistas.
Esperanza Aguirre ha estado tanteando fuerzas, amagando con dar un paso al frente y luego retrocediendo, diciendo que sí, pero no y lo contrario. Ha encontrado apoyos mediáticos importantes, pero no parece haber conseguido respaldos internos suficientes para dar el paso de hacer oficial la candidatura y de ahí las dudas.
miércoles, 23 de abril de 2008
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