viernes, 16 de noviembre de 2007

La mirada impúdica

De José María Ruiz Soroa en El País del País Vasco de 15 de noviembre de 2007

La reciente publicación del estudio del Instituto de Estudios Fiscales sobre la financiación del Estado de las Autonomías ofrece datos de interés sobre algunos aspectos de la relación entre la Comunidad Autónoma del País Vasco (y Navarra) y el resto de España, que podemos calificar como territorio común (TC). Son unos datos que puede ser útil presentar a la sociedad cuando, una vez más, nuestro líder infatigable insinúa el camino hacia "la no-España".

Verán, resulta que la sobrefinanciación que recibe el País Vasco gracias a la forma en que funciona el Concierto Económico (el cálculo del Cupo) fue equivalente en 2003 al 3,4% de su Producto Interior Bruto (la diferencia entre la financiación que recibe Euskadi -14,7% PIB- y lo que reciben las comunidades de territorio común -11,4% PIB-. En euros por habitante, la sobrefinanciación equivale a 1.237 euros, pero nos quedaremos con el dato del porcentaje PIB a efectos de ulteriores comparaciones porque es más significativo: un 3,4% del PIB.

¿De dónde sale esa sobrefinanciación que recibe el País Vasco? Resulta bastante obvio: es el coste de la solidaridad interautonómica en que el País Vasco no participa, mientras que el resto de comunidades TC sí la soporta. Dicho en otros términos, el poseer la relación fiscal especial con España que tenemos nos reporta un ingreso adicional del 3,4% PIB anual. Aunque se efectúe en forma velada (como un ahorro) se trata de una auténtica transferencia financiera que va del resto de España a Euskadi.

Para llegar a comprender lo que significa esta transferencia en términos económicos podemos compararla con el volumen de las que España ha recibido de Europa desde la fecha de su ingreso en 1986. No hace falta subrayar que esas transferencias han sido un factor esencial para el crecimiento económico de España desde entonces hasta ahora mismo, porque este es un hecho tan repetido y comentado que difícilmente podría exagerarse. Pues bien, el promedio anual de transferencias Europa-España ha sido del 0,8% del PIB español, con un máximo del 1,6% del PIB en 2003.

Pongan los dos datos en relación y deduzcan la importancia del asunto: Euskadi ha recibido anualmente en transferencias de España, desde 1.980 hasta hoy, un porcentaje que triplica, medido en impacto sobre su PIB, el que España ha recibido de Europa. O sea, que para el País Vasco, la verdadera Europa de los fondos estructurales y de cohesión es... España. Ésta es nuestro auténtico plan Marshall. Y además, y esta es una feliz noticia, así como los fondos europeos se secarán para la Península en un plazo ya muy breve, la fuente española no tiene visos de dejar de manar hacia el País Vasco.

No deja de ser paradójico que una España TC con un nivel de riqueza medio de 98 (siendo 100 el del conjunto español) financie a una comunidad, el País Vasco, cuyo nivel es 124. Pero es el efecto sorprendente de poseer "derechos históricos". ¡Y luego dicen que la historia no vale para nada! En cualquier caso, lo que así se entiende mejor es la reluctancia de nuestro líder soberanista a hablar de secesión o independencia, y su insistencia en hablar del derecho a decidir una relación amable de integración. Porque ningún gobernante en su sano juicio renunciaría a una tan suculenta relación fiscal. Estar en Europa directamente, no a través de España, le supondría al País Vasco la pérdida inmediata de un 3,4% de su PIB.

No menos interesante resulta comprobar qué ha hecho nuestro Gobierno con ese exceso de financiación que posee; es decir, en qué lo hemos empleado los vascos durante todo este tiempo. Desde luego, una parte habrá ido a mejorar nuestros servicios sociales y nuestras infraestructuras, pero llama la atención que algo así como nada menos que el 40% de la sobrefinanciación se ha transferido a las empresas y empresarios vascos en forma de menor presión fiscal en el Impuesto de Sociedades. En efecto, Euskadi recauda de media por este impuesto alrededor del 2% de su PIB, mientras que la España TC recauda más del 3%: el volumen medio de la rebaja fiscal de que gozan empresas y empresarios está entre el 1 y el 1,5%, gracias a que el tipo efectivo de este impuesto (no los nominales con los que nos distraen en las Juntas Generales) está 10 puntos por debajo que en el resto de España ¿Cómo puede permitirse el País Vasco perder un 1,5% PIB de recaudación en el Impuesto de Sociedades sin aumentar la recaudación por IRPF o IVA? Sencillo: porque tiene un 3,4% PIB de exceso que le permite ser selectivamente generoso con los contribuyentes.

Otto Bauer solía decir que en cuestiones nacionales se habla mucho de identidad y autodeterminación, pero muy poco de propiedad; y que, sin embargo, ésta es la cuestión subyacente: ¿de quién va a ser la nación soñada? En nuestro caso, la pregunta indiscreta sería ¿de quién son los derechos históricos? Y la respuesta sonaría: sobre todo, de las empresas y empresarios, no de los ciudadanos de a pie. Claro que Otto Bauer era un marxista, kantiano pero marxista. Es decir, un autor que cuando analizaba las sociedades de su tiempo se preguntaba impúdicamente ¿quién obtiene qué y por qué? Una pregunta altamente pedestre y escasamente patriótica, lo reconozco, cuando estamos hablando del sagrado derecho a decidir de un pueblo. Pero que tiene su miga.

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